Por: Javier Herrero, director ejecutivo de Sistema B México
En medio de la agitación económica que caracteriza a nuestra era, México emerge como epicentro de una oportunidad transformadora que podría redefinir nuestro panorama para las siguientes décadas con el nearshoring o deslocalización cercana (práctica que consiste mudar producción del país de origen a uno cercano, donde los costos sean menores).
Las proyecciones del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) nos hablan de un horizonte económico prometedor, con estimaciones que sugieren un crecimiento anual de entre un 3% y un 9% en las exportaciones nacionales, mientras que el Producto Interno Bruto (PIB) podría elevarse en un 3.5% en apenas cinco años. Sin lugar a dudas, estos números pintan un panorama esperanzador para el país, una senda de desarrollo y competencia que merece ser explorada en su totalidad.
Pero, como es costumbre en el vasto océano de oportunidades, no podemos permitirnos ignorar las olas que vienen acompañadas de desafíos en nuestra travesía hacia un México más próspero, en especial, cuando hablamos de un fenómeno que trasciende la esfera económica y se adentra en el terreno de lo que llamamos el "triple impacto" - una dimensión que abarca lo económico, lo social y lo ambiental.
En esta travesía de deslocalización, debemos mirar con atención hacia la zona norte del país, la región que se encuentra en la encrucijada de estas aguas revueltas, donde se espera que se establezcan la mayoría de las empresas que se beneficiarán de las condiciones propicias que ofrece nuestro país en este momento.
Bajo este horizonte, la promesa económica se fusiona con los retos del desarrollo sostenible que, aunque formidables, son transformables. Y aquí es donde entra en juego el Encuentro+B Monterrey 2023, un faro de cambio y colaboración que ilumina nuestro camino hacia un futuro regenerativo y equitativo.
Oleajes de aprendizaje
En primera instancia, el viaje hacia el nearshoring provocará un considerable aumento en la demanda de mano de obra, que sin duda alguna intensificará los movimientos migratorios internos y externos que ejercerán presión sobre las infraestructuras y servicios en ciertas regiones, así como crear desafíos en la integración de los migrantes.
Sin embargo, esta marea no debería ser vista como un desafío, sino como una posibilidad única de transformación cultural, integrando a los migrantes en el tejido social de una manera significativa. Esta no es sólo una oportunidad para llenar vacantes laborales, sino para reforzar la identidad de nuestra nación a través de la inclusión y la coexistencia armoniosa.
A través de la planificación estratégica y la implementación de políticas que respalden la adaptación y el crecimiento de las comunidades, podemos convertir estos movimientos en un catalizador de prosperidad compartida que serán uno de los pilares para la retención del talento que arribará a la región norte del país.
La retención de talento es otro reto crucial en nuestro camino hacia el desarrollo sostenible, ya que es una oportunidad para empoderar a las empresas con propósito. Aquí, podemos explorar cómo brindar a los colaboradores un sentido de pertenencia y contribución a algo más grande que ellos mismos. Capacitar a nuestros colaboradores no es sólo un acto de inversión en habilidades, sino un testimonio de nuestro compromiso con su crecimiento personal y profesional, creando así un ambiente donde la retención de talento florezca naturalmente.
Por otro lado, el aumento de las poblaciones entorno a la llegada de nuevas empresas, hará del acceso a agua potable uno de los protagonistas para el éxito de la deslocalización cercana, por lo que debemos garantizar que nuestros esfuerzos no dejen un rastro de agotamiento, sino un legado de preservación y equidad en el uso de este recurso vital.
Resulta apremiante que colaboremos en la creación de soluciones ingeniosas que permitan un aprovechamiento responsable del agua y de otros recursos, integrando la eficiencia en la gestión y un enfoque holístico que abarque tanto el bienestar humano como el ecosistema en su conjunto.
Finalmente, la dependencia económica es un fantasma que acecha a muchas naciones, particularmente a la nuestra, que reforzará sus lazos con las industrias de Estados Unidos y Canadá. No obstante, es también una oportunidad catalizadora la diversificación económica, ya que pueden trazarse estrategias audaces para romper cadenas y expandir nuestras fuentes de ingresos, para convertirnos en una nación desarrollada, que realice mayores inversiones en ciencia, salud, tecnología y agricultura.
México puede utilizar la deslocalización como un trampolín hacia nuevas industrias y oportunidades, forjando una economía resiliente y adaptable.
Es crucial que mantengamos una brújula moral que nos guíe hacia el desarrollo sostenible y equitativo. Es aquí donde el Movimiento de Empresas B toma la vanguardia, ofreciendo un enfoque que aborda los desafíos de triple impacto con una resolución incansable. Desde su esencia misma, el Movimiento de Empresas B se basa en la premisa de que los negocios pueden y deben ser una fuerza para el bien, impactando positivamente tanto en la economía como en la sociedad y el medio ambiente.
El nearshoring no es simplemente una oportunidad económica, sino un llamado a la acción consciente y responsable. A medida que avanzamos hacia esta nueva era de posibilidades, debemos asegurarnos de que nuestra ruta esté marcada por valores sólidos y decisiones informadas.
El desarrollo sostenible no es un destino, sino un camino que requiere dedicación y colaboración constante. Y en esta travesía, México no sólo tiene la oportunidad de cosechar los frutos de la prosperidad económica, sino que también puede convertirse en un faro de inspiración para la creación de un mundo empresarial más inclusivo, responsable y orientado al bienestar de todos.
Ante la crisis ambiental y social que atravesamos, la economía regenerativa surge como un modelo transformador capaz de restaurar ecosistemas y comunidades, donde la biodiversidad y los saberes culturales de los pueblos originarios pueden inspirar nuevas formas de hacer negocios.
En un momento en el que las empresas son consideradas cada vez más como agentes del cambio, B Lab comparte los resultados de su última consulta pública, que revela cómo las opiniones de la comunidad están dando forma a los nuevos estándares para las Empresas B y las empresas que buscan ser una fuerza para el bien.
Debido a su capacidad para ser resilientes y resistir la volatilidad, las empresas con enfoque de impacto son cada vez más atractivas para captar inversiones.