Para que más empresas, personas e instituciones se comprometan a incrementar su impacto socio ambiental positivo, necesitamos conectar el mundo público con el privado. Necesitamos promover políticas públicas e involucrar a más personas que quieran hacer posible este cambio en la economía.
Por eso es que desde Sistema B estamos impulsando la creación de una Ley de Sociedades de Beneficio e Interés Colectivo para cada país, para que haya un reconocimiento legal a las empresas que buscan aumentar su impacto positivo; ya existe un Grupo Jurídico en América Latina que está trabajando para que esto sea realidad lo antes posible, la RLAI.
La RLAI se construyó sobre el conocimiento desarrollado junto con Sistema B a través de los grupos locales de Abogados B de los diferentes países de la región, quienes por ejemplo lograron presentar proyectos de ley para el reconocimiento de las Sociedades de Beneficio e Interés Colectivo, y redactaron en cada país el lenguaje legal para las Empresas B. Sus principales campos de acción son:
La legislación latinoamericana replica los tres elementos esenciales del modelo de las Empresas Beneficio. Estos elementos son:
La existencia de un propósito de beneficio social y ambiental adicionado a la actividad económica: El propósito de la empresa se amplía y se define por la prosecución de un triple impacto: económico, social y ambiental.
La variación del régimen de responsabilidad de la empresa: Los deberes de los administradores se amplían, debiendo considerar intereses a mediano y largo plazo de los actores vinculados al negocio incluyendo a los accionistas, empleados, consumidores, la comunidad donde opera la empresa y sus subsidiarias, y el medio ambiente local y global.
La obligación de un régimen de transparencia y reporte: La empresa deberá reportar anualmente sobre el progreso de su triple impacto. El reporte deberá estar basado en estándares desarrollados por personas independientes que permitan evaluar el triple impacto.
Las Corporaciones de Beneficio (Benefit Corporations), son un tipo de estructura jurídica para las empresas en Estados Unidos que crea una base sólida para la alineación de la misión a largo plazo y la creación de valor para las partes interesadas. No es una certificación, y sólo está disponible en las regiones de EE.UU. que han aprobado la legislación de las Corporaciones de Beneficio. Para convertirse en una Corporaciones de Beneficio, una empresa debe constituirse como tal en una de las regiones en las que está disponible. Algunas empresas son a la vez Empresas B Certificadas™ y Corporaciones de Beneficio, y la estructura de la Corporación de Beneficio cumple el requisito de responsabilidad legal de la Certificación de Empresa B. Existen otras estructuras similares con características específicas en otras partes del mundo, como las empresas BIC en Latinoamérica.
El objetivo principal es lograr que el Estado identifique, reconozca y promueva a empresas que cuenten con un propósito que busque solucionar un problema social y ambiental.
Todas las Empresas B miden su impacto social y ambiental y se comprometen de forma personal, institucional y legal a tomar decisiones considerando las consecuencias de sus acciones a largo plazo en la comunidad y el medioambiente. Asumen con responsabilidad y orgullo pertenecer a este movimiento global de empresas que quieren hacer un cambio, utilizando la fuerza de mercado para dar soluciones a problemas sociales y ambientales.
Las Sociedades de Beneficio e Interés Colectivo (“Sociedades B.I.C”) son sociedades comerciales caracterizadas por el compromiso de sus socios de generar un impacto positivo social y ambiental como elemento central de su negocio, simultáneamente con la generación de ganancias.
Nuestro programa de políticas se centra en tender puentes entre nuestra certificación y los regímenes reguladores del mercado y las políticas públicas que fomentan el entorno institucional que animará tanto a los mercados de capitales como a las empresas a comportarse con propósito, responsabilidad y transparencia.
Esta cultura empresarial transformada se convierte en una nueva norma al alinear un conjunto de políticas, reglamentos y legislaciones. Con el tiempo, esto lleva a que las empresas convencionales adopten las normas de B Lab para medir, gestionar y comunicar su triple impacto, es decir, cómo equilibran su rentabilidad con su huella medioambiental y social. Todo el ciclo se apoya constantemente en un cambio narrativo para influir en las partes interesadas.